Por una curiosa coincidencia, dos amigos me han enviado en los últimos días noticias sobre Peter Brook, quien acaba de cumplir 85 años de edad y se dispone a estrenar en Madrid, el 13 de mayo próximo, durante el Festival de Otoño en Primavera, su más reciente puesta en escena, titulada Eleven and Twelve , por él definida como "una reflexión sobre la religión y sus excesos, el poder y sus excesos, la tolerancia y sus carencias". Trata de la figura del maestro sufí Tierno Bokar y la interpreta "una multinacional de actores africanos, asiáticos, americanos y europeos".
En una entrevista previa, hecha en París por El País, de Madrid, Brook tiene una visión más bien escéptica sobre las religiones (tal como expresó en su película Encuentro con hombres notables , que en los años 80 le ocasionó un conflicto con la censura cinematográfica argentina de entonces), así como casi todo lo que, a su entender, aunque bienintencionado en principio, al convertirse en institución termina por estropear la vida de la gente: "Fíjese, nomás, en el marxismo, creado por un genio como Marx, en lo que terminó; y lo mismo ocurre con el Estado, la democracia, el fascismo? Lo importante es saber si la vida humana, si ese misterio formado por las células y las neuronas, si ese movimiento de energía sutil encauzado a través de las fibras eléctricas, es afectado o no por algo que sobrepasa de lejos los conceptos del bien y del mal".
"El teatro nunca ha sido, en mi opinión, el lugar idóneo para el debate. El intercambio de ideas se produce hoy en la televisión, la radio, los libros, no en el teatro: la gente no va al teatro para asistir a un debate. ¿Sabe por qué la gente ha vuelto hoy al teatro? Porque el teatro trata de la vida: es la vida. Se trata de evocar, no de convencer. Yo no hago teatro para predicar ni para indicar caminos. Nada intelectual: el corazón, el corazón?". ¿Cuál sería, entonces, la situación de Brecht? "Yo creo en lo que dijo Jean-Luc Godard: el lugar donde yo planto mi cámara es un acto político".
Otro amigo me envía un texto de Brook que trata de la forma teatral. "La forma en el teatro ha sido muy investigada, como en el teatro expresionista de comienzos del siglo XX, cuando se hacían experiencias con formas puras, con luces. Todo eso es muy interesante, pero al final lo que realmente importa es el ser humano, y es sobre el ser humano como se construye el teatro. Ayer leí un fragmento de Meyerhold, que estaba dirigiendo una ópera y, de pronto, se le ocurrió que uno de los intérpretes hiciese una serie de movimientos opuestos a los del resto del elenco. Cuando el asistente le observó que no se sabía el resultado de esa conducta, Meyerhold le dijo: «Hagámoslo, y después descubriremos por qué»."
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